ASOCIACIÓN ALABANZA CON MARIA
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¿En qué consiste cada acto de Alabanza con María? Durante una hora aproximadamente, en un Centro donde haya personas mayores, preferiblemente Residencias, nos unimos en oración, para alabar y bendecir y dar gracias a Dios, Uno y Trino, junto al ofrecimiento de la vida e intercesión por las necesidades de la Iglesia y del mundo.
En la hora de alabanza predominará el canto, como una expresión alegre y entregada de nuestro corazón a Dios; canciones que se convierten en las mejores oraciones –San Agustín decía que el que canta, ora dos veces-. El hecho de cantar, además del gran valor de la plegaria que contiene, aporta mucha alegría a las personas mayores, que tanto lo necesitan, después de una larga vida de trabajo y sacrificio.
Las canciones y oraciones de alabanza y acción de gracias atraen del Padre Eterno, que es tan generoso y misericordioso, muchas bendiciones, que se observan visiblemente, no sólo en la fuerza y vitalidad que adquieren los mayores después de finalizar esta hora, sino en el consuelo que encuentran en sus enfermedades y estados de ánimo, venciendo la especial soledad y desilusión que supone mirar atrás, viendo perdida la juventud y fuerza.
Entre las canciones, oraciones y poesías religiosas –que también se incluyen-, tiene un lugar especial una oración que hacemos dirigida a Dios, ofreciéndole toda nuestra vida y acogiéndonos a su misericordia.
Esta hora de alabanza, que es también ocasión de gozo, ayuda a que las personas que se encuentran en las Residencias tengan una ocasión de reunirse, favoreciendo el que avancen en la paz y unidad que debe haber entre ellos, y que consideren que en la residencia está su nueva familia, siempre con las dificultades que trae toda convivencia, pero que se pueden solventar con el amor y ayuda de Jesús y de María, que les lleva al olvido y perdón de las pequeñas cosas que son las que casi siempre les dividen y separan.
Es una obra de misericordia, en la que de manos de la Virgen, en una situación actual en que se nos quiere hacer ver que sólo prima el valor de la juventud, de la salud corporal y de la belleza exterior, damos sentido a la vida de nuestros mayores y les hacemos sentir importantes y necesarios, por su oración y enfermedad ofrecida al Señor -ellos sufren muchas veces por la falta de fe de sus hijos y nietos-. Así el dolor se hace redentor, el sufrimiento se transforma en amor, esperanza y alegría. Hay tres intenciones especiales por las que reza en “Alabanza con María”, y son: por la conversión de los que no conocen a Dios, especialmente los jóvenes; por la vida, para que se acabe el aborto –la vida en precario, en enfermedad, dando nueva vida-; y por Iglesia, por la santidad y fidelidad de los Sacerdotes y para que haya muchas vocaciones en la Iglesia. Después pedimos por otras cosas también muy importantes como son la paz y unidad, por la familia, por las almas de los fieles difuntos, por la salud física y espiritual de todos, y por las intenciones particulares de cada uno.
Como no hay muchas vocaciones actualmente a la vida consagrada, ahora tenemos en tantos enfermos mayores, que gracias a los avances de la medicina viven mucho más, un gran caudal de oración que movilizar, es la retaguardia de la Iglesia, para que todas las actuaciones misioneras de primera línea, tengan buen fruto. Es confiar en la Comunión de los Santos.
Hablamos de Dios a nuestros mayores -lo que hacemos con citas del Evangelio, con canciones y mensajes breves inspirados por el Espíritu Santo -al que invocamos al principio-, que les llevan el amor, la alegría y la esperanza del Reino de Dios, a aceptar la Voluntad Divina como camino de santidad, y a ver el valor del dolor que se hace redentor, unido a Jesucristo. Y se les acerca a la Madre Iglesia, a los Sacramentos, lo cual es muy necesario en estos tiempos y sobre todo para ellos que están en situación de debilidad y necesitan tanto al Señor; preparándoles para lo que para muchos va a ser en tiempo reciente, el encuentro definitivo con el Señor; es trabajar por la salvación de sus almas, y que queden así a la espera gozosa y en paz, de su participación futura en la alabanza eterna del Cielo.
También tenemos una o dos veces al año la Fiesta del Perdón, en la que ayudamos a nuestros mayores y enfermos a acercarse al Sacramento de la Reconciliación, tan necesario especialmente para ellos en estos tiempos, en el que encuentran el perdón y el abrazo de la misericordia del Padre, y la alegría y fortaleza que necesitan para aceptar y sobrellevar su enfermedad y limitación de fuerzas; Y gracias a Dios, contamos con la colaboración de los sacerdotes para los Centros, bien el Capellán del mismo en las residencias religiosas, u otros Sacerdotes para las residencias en que no son religiosas, que exponen el Santísimo mientras hacemos la Alabanza y nuestros mayores y enfermos se confiesan. Y es hermoso ver, mientras con alegría alabamos y damos gracias a Dios, la Misericordia Divina derramada a través de sus Ministros, en el Sacramento de la Penitencia, hacia personas a las que muchas veces les queda poco tiempo de vida.
El Señor, en su misericordia, ha bendecido esta obra de forma visible ya desde sus comienzos, con la conversión de un señor mayor, que pocos días después falleció, dando un hermoso testimonio ante los demas residentes, confesándose y comulgando después, dando gracias a Dios y feliz por el regalo de amor recibido. Y tantos otros casos de personas que hemos visto que para ellos era su última confesión. Es trabajar por la gloria de Dios y la salvación de las almas. |
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AL ATARDECER DE LA VIDA, SE NOS EXAMINARÁ DEL AMOR
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